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En el año 2015 y bajo el paraguas de la ONU, un buen número de líderes mundiales adoptó un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad. A esta serie de 17 metas se la llamó ‘Objetivos de Desarrollo Sostenible’.

No solo los gobiernos, sino también la sociedad civil y el sector privado deben tomar partido en estos objetivos si queremos transformar el mundo. Por ello, la intervención educativa con esta perspectiva es fundamental para educar a los adultos del futuro.

La mejor manera de aprender es la experimentación. Por eso, desde St. George British International School te proporcionamos algunas ideas prácticas para aplicar en clase que ayudan a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

1.      Plantar, cosechar y disfrutar al aire libre

Una de las actividades más bonitas e interesantes que podemos llevar a cabo en el aula es el cuidado de un organismo vivo. El objetivo número 15 hace referencia al cuidado de los ecosistemas terrestres. Pues bien, plantar una semilla le permite al niño o niña apreciar el valor de la vida de las plantas. Basta con plantar en un pequeño envase una lenteja, garbanzo o similar, regar un poco y esperar a que crezca.

También es buena idea acudir a huertos urbanos en una serie de visitas continuadas a lo largo del curso que permitan la siembra y la cosecha. La observación del proceso completo permite al niño o niña comprender el valor de los alimentos y cómo muchos niños como ellos no pueden permitirse comer todo lo que necesitarían en un día. Esta actividad conecta con el valor de la nutrición, lo cual se alinea con los objetivos 1, 2 y 3 sobre erradicación del hambre, la pobreza y el fomento de la vida saludable. Además, si esta salida al huerto se combina con un poco de ejercicio al aire libre, estaremos ofreciendo una experiencia educativa muy completa y enriquecedora.

Este tipo de actividades inevitablemente acabarán desarrollando en el niño el amor y respecto por la naturaleza en todas sus formas y el deseo por llevar una vida sana.

2.      Educar en emociones por la paz y la igualdad

Los objetivos 5, 10, 16 y 17 hacen referencia a valores como la igualdad de oportunidades, la fraternidad, la paz y la igualdad de género. Estos valores pueden inculcarse día a día en actividades grupales como una asamblea. En ella, podemos poner de manifiesto cómo nos sentimos cada día. Por turnos, cada niña o niño podrá expresarse y, a su vez, tendrá que escuchar lo que cuenta el compañero. Así se irá reforzando cada día el valor del respeto y la atención al diferente. Luego, en el resto de actividades diarias, se debe fomentar en todo momento la igualdad de oportunidades y la reducción de los estereotipos (por ejemplo, se debe dejar a los niños y niñas escoger libremente a qué quieren jugar).

Además, aprovechar los días mundiales, como el Día de la Paz o el Día del Amigo, puede ser un buen momento para hacer actividades orientadas a estos valores y reforzar aún más nuestro compromiso con ellos: por ejemplo, dibujar una paloma de la paz o salir juntos a formar un corro y recitar mensajes o cantar canciones.

3.      Educar en hábitos sostenibles

Los puntos 6, 11, 12 y 13– tienen como objetivo evolucionar hacia un mundo más sostenible. La gestión de los residuos, del agua o el consumo responsable son algunos valores que se pueden ir inculcando ya desde la más tierna infancia.

Realizar en clase actividades con envases reciclados, por ejemplo, puede ser una buena manera de mostrar a los pequeños cómo las cosas pueden tener una segunda vida: desde manualidades clásicas hasta canciones, juegos y pictogramas que traten sobre reutilizar y reducir el consumo inútil.

Por supuesto es muy importante dar ejemplo y aprovechar cada actividad cotidiana para aplicar estos valores, como enseñarles a cerrar el grifo del agua cuando no se está utilizando o mostrarles cómo separar la basura.